El Chelsea con Mauricio Pochettino esta temporada ha sido desastroso. No hay otra palabra para ello.
En ambas ocasiones en las que llegaron a Wembley (la final de la Copa Carabao y la semifinal de la Copa FA), tuvieron la mayor parte de las oportunidades, pero fueron lamentables en sus remates.
En general, a lo largo de la campaña 2023/24, los Blues han tenido un desempeño muy por debajo del promedio y Poch ha tenido que cargar con la culpa.
Al igual que Thomas Tuchel y Graham Potter antes que él, Pochettino también ha tenido que soportar la constante intromisión del propietario del Chelsea, Todd Boehly.
Pochettino necesita salir del Chelsea
Los resultados tenían que ser mejores, es cierto, sin embargo, tener que lidiar con una lista de lesiones demencial y un dueño demasiado entusiasta durante toda la campaña ha sido una clara desventaja.
Al igual que tener que formar un equipo que no se ha solidificado desde el primer día.
La actitud de Boehly de contratar y despedir tanto a jugadores como a entrenadores claramente no conduce a la armonía del equipo, y dado que el estadounidense no va a ninguna parte, si Poch quiere restaurar su propia reputación y demostrar que todavía puede dirigir al más alto nivel, necesita salir por la puerta de salida de Stamford Bridge este verano.
El argentino ha demostrado que puede gestionar su grupo de estrellas jóvenes, pero simplemente no está obteniendo los resultados que se esperan de un equipo en el que se han gastado muchísimos millones.
Sería fácil para él ser el chivo expiatorio de Boehly y, al hacerlo, arruinará su reputación en el futuro previsible. Una reputación que le ha llevado años construir y que ha incluido temporadas en el Espanyol, el Southampton, el Tottenham Hotspur y el Paris Saint-Germain.
Enorgullecerse de su trabajo y no alejarse es una postura admirable; sin embargo, convertirse en el perro faldero de Boehly no es lo que Pochettino se propuso, ni se debe esperar que lo sea.