La pretemporada del Newcastle United ha sido, sin rodeos, una verdadera pesadilla. No hay otra forma de describirla.
El club ha transitado por un desastroso mercado de fichajes, fallando en cada uno de sus objetivos principales. A esto se suma la sombría situación de Alexander Isak, una nube oscura que se cierne sobre ellos justo antes del inicio de la temporada. Resolverlo es imperativo, pero dista mucho de ser sencillo. Isak ha manifestado su claro deseo de abandonar St James’ Park para unirse al Liverpool, pero su venta es inviable si no logran asegurar un reemplazo adecuado.
La necesidad del Newcastle no se limita a un solo delantero. Tras la partida de Callum Wilson a principios de verano, la cruda realidad es que Isak no se moverá a menos que incorporen a dos nuevos delanteros centro. Este escenario sigue siendo una posibilidad tangible. Si Isak permanece en Newcastle al cierre del mercado a principios de septiembre, la situación se tornará intrigante, ya que querrá jugar, potencialmente luchando por su puesto en la selección sueca para el Mundial del próximo verano.
Abundan los ‘sis’, ‘peros’ y ‘quizás’ en torno a Isak en este momento, pero las próximas dos o tres semanas serán cruciales para desvelar el desenlace. Por ahora, la prioridad inmediata del Newcastle es el partido del sábado contra el Aston Villa. Siento una gran empatía por el entrenador Eddie Howe y el resto de los jugadores, quienes deben lidiar con toda esta efervescencia externa, ajena a su responsabilidad. La ausencia de Isak en ese encuentro es, sin duda, realmente decepcionante.
Este verano debería haber sido el momento para que el Newcastle consolidara su ascenso tras una temporada histórica, marcada por la conquista de su primer trofeo doméstico en 70 años y la clasificación para la Champions League. Desconozco cómo o por qué se ha permitido, pero la sensación actual es que gran parte de ese ímpetu se ha desvanecido. El Newcastle comenzó el verano sin director ejecutivo ni director deportivo, una situación que considero asombrosa. Sabían que Darren Eales dejaría su puesto en septiembre pasado (hace 11 meses) y Paul Mitchell se marchó como director deportivo a finales de junio. Desde fuera, la ausencia de nombramientos o si esto ha mermado su rendimiento en el mercado es un misterio para mí, pero la imagen que proyectan es de un auténtico desorden, lo que suscita una pregunta clave: ¿quién está tomando las grandes decisiones?
Ahora, deben gestionar también la saga Isak. Toda historia tiene dos caras, y aún no hemos escuchado la versión de Isak ni de su entorno, más allá de su deseo de ‘explorar opciones’. Desconocemos cuándo o cómo informó al club, o cuáles son sus razones exactas para querer marcharse. Lo que sí sabemos es que el Liverpool ha ofrecido 110 millones de libras por él. Considerando que figuras como Enzo Fernández, Declan Rice y Jack Grealish han superado los 100 millones de libras en los últimos años, si esa es la vara de medir, es improbable que consigan a Isak —un delantero de 25 años con 44 goles en Premier League en dos temporadas— por 110 millones. Sinceramente, dudo que consiguieran a Dan Burn por esa cifra. El Newcastle ha fijado su precio en torno a los 150 millones de libras, así que habrá que ver el siguiente movimiento del Liverpool. La conclusión es clara: si el Newcastle no recibe el dinero deseado o no consigue los dos delanteros que necesita, Isak se queda.
No siento enfado por el comportamiento de Isak; entiendo cómo funciona el fútbol. Estoy decepcionado y sorprendido de que esto ocurra ahora, pero llevo el tiempo suficiente en el juego para comprender cómo hemos llegado a este punto. Parece evidente que el Liverpool, o su agente, han influido para que cambie de opinión y desee unirse a ellos. Desde la perspectiva de un jugador, más que de un aficionado, comprendo la mentalidad de quien decide lo que considera mejor para su futuro. Sin embargo, aquí lo que realmente importa es el club. Pase lo que pase, la verdad fundamental es que el Newcastle United es mucho más grande que cualquier individuo; siempre lo ha sido y siempre lo será. Los jugadores van y vienen, haciendo lo que deben, pero el club permanece. Esa es la única constante, temporada tras temporada.
Por tanto, el Newcastle debe proteger sus propios intereses. Esto significa que si contemplan la venta de Isak por el precio deseado, necesitan asegurar la llegada de dos delanteros que cumplan sus requisitos antes de siquiera considerarlo. Si estuvieran disponibles, Yoane Wissa del Brentford y Ollie Watkins del Aston Villa son delanteros de la Premier League con rendimiento probado y representan, probablemente, el mejor escenario posible para el Newcastle. Al mismo tiempo, entiendo que a los aficionados de esos clubes no les gustará ver a sus delanteros vinculados con salidas, de la misma manera que se sienten los seguidores del Newcastle ahora mismo. La situación de Wissa, en particular, parece muy similar a la de Isak. Esto solo demuestra que son episodios que ocurren constantemente en el fútbol, y es, por supuesto, frustrante cuando te encuentras en el lado perdedor.
Predecir cómo será la temporada del Newcastle es sumamente difícil hasta que se resuelva el futuro de Isak, pero aún así podría ser muy buena. Cuentan con uno de los mejores mediocampos del país, si no el mejor; son realmente fuertes en las bandas y parece que ficharán a otro central, Malick Thiaw del AC Milan. Así que, viendo el panorama general, independientemente de si Isak se queda o se va (y logran traer dos delanteros de calidad), seguirán teniendo un equipo muy sólido. A pesar de esto, no estoy seguro de que puedan mejorar el quinto puesto de la temporada pasada. Los cuatro primeros equipos de la temporada anterior han realizado excelentes movimientos y han invertido a lo grande en el mercado de fichajes, lo que hará extremadamente difícil que cualquier perseguidor, no solo el Newcastle, logre irrumpir en esas posiciones de privilegio.
En cuanto al título, considero al Liverpool como favorito, incluso sin Isak. Basta con observar su rendimiento la temporada pasada y cómo se hicieron con el título con aplastante facilidad. Aunque han visto la partida de Trent Alexander-Arnold y han perdido trágicamente a Diogo Jota, han invertido fuertemente para fortalecer su plantilla y no se verán distraídos por estrellas que finalizan contrato. ¿Quién sabe qué podrían lograr bajo Arne Slot si incorporaran a otro delantero tan bueno como Isak? Por su parte, el Arsenal finalmente cuenta con un delantero puro en Viktor Gyokeres y, tras tres segundos puestos consecutivos, creerán que él puede guiarlos hacia el ansiado título. Su máximo goleador en la Premier League la temporada pasada fue Kai Havertz con nueve goles, lo que revela la carencia que han estado arrastrando.
La adaptación de Gyokeres es una de las incógnitas que más me apetece desvelar en la nueva campaña, y lo mismo ocurre con otros delanteros en nuevos clubes, como Liam Delap y Joao Pedro en el Chelsea. No creo que hayan terminado aún en el mercado de fichajes, y su ataque ya parece mucho más peligroso que la temporada pasada. Lo mismo se aplica a cómo se asentará Benjamin Sesko en el Manchester United. Me decepcionó que eligiera ir allí en lugar de al Newcastle, pero al mismo tiempo lo vi en vivo varias veces la temporada pasada y es un jugador con potencial, más que una garantía de goles. Entiendo las fortalezas de Sesko, pero 74 millones de libras es mucho dinero para un jugador con margen de mejora. A sus 22 años, está lejos de ser un producto terminado, pero la presión para rendir será inmensa. Con Sesko, Matheus Cunha y Bryan Mbeumo, el Manchester United ha gastado más de 200 millones de libras en su línea de ataque, pero aún así no los veo entre los cuatro primeros la próxima temporada. Creo que es casi imposible que pasen del 15º puesto a los lugares de Champions League, incluso si el quinto puesto vuelve a ser suficiente. En su lugar, los veo terminando en algún lugar entre el sexto y el décimo puesto, pero no más arriba.