Es el héroe desafortunado de todo un país. Al marcar un hat-trick en esta final del Mundial, el delantero retrasó por mucho tiempo la victoria de Argentina (3-3, 4-2 en los penaltis). Llegó hasta el final, igualando una vez, luego una segunda vez al final de la prórroga. Al relanzar la selección de Francia, el parisino mantuvo esa esperanza, que parecía inesperada a los 70 minutos, de ganar el Mundial por segunda vez consecutiva.
Al descanso, cuando los Blues perdían 2-0 tras unos primeros 45 minutos absolutamente terribles, fue Kylian Mbappé quien habló primero, como muestra el documental de TF1. “Es una final de la Copa del Mundo, es el partido de la vida, no podemos hacerlo peor. ¿Entonces, que vamos a hacer? Volvemos al campo, o dejamos que lo hagan, o ponemos un poco de intensidad y entramos en los duelos. ¡Tenemos que hacer algo más, chicos! Es una final de la Copa del Mundo. Está hecho, vamos dos goles abajo pero podemos remontar. Chicos, es cada 4 años.
El futuro máximo goleador del Mundial no es el único en el vestuario que intenta removilizar al equipo. Le sucede Steve Mandanda, portero número 2. Sus 37 años y su experiencia son preciosos en este grupo aún muy joven. “Perdimos 2-0, está hecho. Tienes que entrar al campo con un estado de ánimo diferente. No es posible hacer eso. ¡Es una final, mierda! grita el ex marselleses, titular ante Túnez durante el partido del 3er grupo.
Didier Deschamps casi sorprendería por su ausencia durante este punto alto, pero es él quien termina este discurso en el descanso. “Chicos, ¿saben la diferencia entre nosotros y ellos? ¡Es que ellos juegan una puta final mientras nosotros no la jugamos! Había que disputar una final histórica, que Kylian Mbappé estuvo a punto de iluminar con sus tres goles. Desgraciadamente para el Blues, y por irracional que parezca, no fue suficiente traer a esta famosa tercera estrella.
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